Entrevista a Lisa Kerner, Jorgelina De Simone y Violeta Uman, de Casa Brandon
por M.S.Dansey
 
 
 


Decir Brandon es decir fiesta. Diversión garantizada, sí, pero algo más. Podría decirse que son las herederas de esos boliches de fines de los ochentas y principio de los noventa, de esa explosión festiva y contracultural que aparecía con la etiqueta del under. Atrás de Brandon están Lisa Kerner, Jorgelina de Simone y Violeta Uman, artífices de esas fiestas nómades con una fuerte marca de identidad que finalmente parecen haber encontrado su lugar en Niceto Club. Fiestas que además permiten sostener económicamente a la casita, el centro cultural que funciona como reservorio de aquella energía adaptada a nuestros tiempos. En una de sus mesas nos sentamos a charlar con ellas.



¿Qué hacían cuando no hacían Brandon?

Jorgelina: Yo trabajaba en una oficina y estudiaba comunicación.
Lisa: Yo estaba desempleada y muy entusiasmada dibujando para un proyecto de un videogame que estaban haciendo unos amigos. Pero estaba desempleada y angustiada, no sé qué hacía, era ama de casa.
Violeta: Yo estudiaba Imagen y Sonido y trabajaba en las raves de Parque Sarmiento.
Lisa: Yo antes había trabajado en la Age, desde que abrió hasta que cerró.

Brandon sería una continuidad de aquellos boliches tipo Bolivia, el Dorado, la Age, que después dieron pasos a las fiestas raves multitudinarias.

Lisa: Cierto, era esa nocturnidad, un grupo del under, artistas, gente que venía de la electrónica, que venía con otra idea de lo que era una fiesta. Igual de todos esos espacios el más interesante me parece la Age. Podías bailar pero estaban mezcladas otras propuestas.

Podías bailar y podías leer un libro, probarte un vestido, ver una muestra, una instalación, salir a tomar aire a la terraza, comer algo

Lisa: No hubo otro lugar como la Age en Buenos Aires.
Jorgelina: No hubo ni habrá porque no podés. Ahora las habilitaciones no te lo permiten. Te coartan un montón las posibilidades, ni acá en la casita podemos hacer una fiesta. La ley no contempla el cruce de disciplinas en un mismo espacio.
Violeta: Antes tampoco lo contemplaba.
Lisa: La Age estaba habilitaba.
Violeta: Pero tampoco había tantos controles. Corrías las mesas y bailabas. Ahora no es tan así.  Cromagnon existió y no se puede bailar en cualquier lado.

Ustedes están en MECA ­Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos  trabajando en un proyecto de ley de centros culturales para la Ciudad.

Lisa: Sí, sí, sí, el viernes tuvimos una reunión, terminamos la redacción del proyecto y lo estamos presentando en la Legislatura. La semana que viene empezamos a pedir audiencias con los disputados.

¿Cuál es el objetivo?

Lisa: Que se reconozca la actividad. El problema con los centros culturales es que no existe una figura que los reconozca como tales. Sos artículo primero o artículo cuarto, milonga o club de teatro independiente. Así vas zafando. Pero si la querés hacer bien, no encajás. Hay una estigmatización, sobre todo con el tema del baile. Sos la personificación del diablo.

El baile está normativizado. No se puede bailar en cualquier parte.

Violeta: Hay prejuicios y a nadie le importa. Para el común de la gente bailar es una actividad frívola. Nadie defiende la idea del baile.
Lisa: Nadie se atreve.
Violeta: Hace un montón que estamos tratando. Acá lo podríamos hacer. Sería genial, algo natural que, en este espacio donde hacemos todo, también se baile.

¿Y para ustedes qué significa el baile?

Lisa: Para mí la discoteca es un centro de conexión de intereses. La gente se junta a bailar, charlar, vestirse, seducir, conocerse y tantas otras cosas.
Violeta: La discoteca es una pasarela de estilos estéticos y estilos de vida.

Da lugar al fashion extremo.

Lisa: Es un lugar para conectarte con el otro desde otro lugar. Dos cuerpos que danzan mantienen otro tipo de comunicación hermosa, que no necesita del habla. Es un lugar de descarga física y emocional.

Y de manifestación política. La gente que viene a las fiestas generalmente tiene una mirada crítica de las cosas. Es más independiente que cierto tipo de artistas e intelectuales que se rigen por una ideología, en el sentido dogmático del término, que compran un paquete. El público de Brandon, según lo tengo idealizado, tiene una mirada oblicua de las cosas. Un cacho de oscuridad, algo de bicho nocturno, de lobo estepario.

Violeta: Las discotecas en general tienen eso y nosotros especialmente buscamos generar un espacio de libertad que no encontrábamos ni siquiera dentro del circuito gay de Buenos Aires. Porque la discoteca gay siempre fue un lugar de resistencia y eso, con la normalización del último tiempo, se volvió estándar.

Se neutralizó.

Violeta: Cayó dentro de un estereotipo que no nos gusta nada, por eso tratamos de evocar el espíritu original del movimiento.

Hace unos días Cristian Trincado publicó en Facebook una foto tuya en un desfile de Cristian Dios en Fundación Banco Patricios. ¿La viste?

Lisa: Con la pija. Pasaron veinte años.

Pasaron 20 años, y él dice en su posteo que eso era Buenos Aires de verdad, y se queja de la transformación que sufrió la escena cultural: Las Creamfields, el Malba, los megafestivales  y todo el marketing de la industria cultural. ¿Cómo ven eso ustedes?

Jorgelina: Para mi es tan verdad lo de ahora como lo de antes. Siempre es verdad. Pasa que ahora…
Lisa: Cristian porque es un melanco. Es cierto que antes había gente con un espíritu más controversial, mas arriesgado. Pero bueno, son corrientes que van cambiando con el  tiempo.

Muchos murieron, estuvieron internados, derraparon mal, muchos se perdieron de vista. Y muchos pasaron a trabajar en lugares caretas. Cristian Dios después de la Age empezó a trabajar en El Cielo.

Lisa: Dejó de ser La Kineti y pasó a ser Cristian Dios.

Todos tenemos derecho a un poco de seguridad, ¿no? Nadie está obligado a ser un héroe.

Lisa: Explotar por explotar no le sirve a nadie.
Violeta: También es cierto que la represión estaba cerca. Había democracia, estaba Carlitos y había libertad pero mucha gente que iba a bailar había crecido con la dictadura.
Jorgelina: Siempre hay algo contra qué revelarse.
Violeta: Pero las estrategias son distintas.

Las leyes de matrimonio igualitario cambiaron el paradigma.

Jorgelina: Absolutamente. Cambió la idea de la gente de la calle, la señora del barrio lo ve como algo que pasa, que se reconoce, que está en la tele, se discute del tema. Se naturalizó.
Lisa: Entre comillas porque no se qué queda de natural en el ser humano.

¿Se ven formando una familia, teniendo hijos?

Jorgelina: Ni loca.
Lisa: No, yo no. No entra en mi vida.
Violeta: No sé, ahora no me veo.

Pero lucharon por la ley.

Lisa: Es un derecho que nos iguala. Después que cada uno haga lo que quiera.

Son una organización de mujeres.

Lisa: Brandon no tuvo nunca entre sus objetivos ser una organización de mujeres o para mujeres, al principio éramos cuatro, con Filipe. Se fue porque estaba a full con la facu y para que Brandon funcionara todos teníamos que meterle mucha energía. Te diría que se dio así. De todos modos me siento orgullosa porque no hay muchos ejemplos de espacios liderados por mujeres y menos con tanta continuidad en el tiempo.
 
¿Hay diferencias entre una comunidad de varones y una de mujeres?

Jorgelina: Es diferente porque funcionamos distinto en la sociedad. Para los varones es más fácil ser escuchados, relacionarse con otros hombres, con el gasista, el plomero. A las mujeres les lleva más tiempo. Por otro lado las mujeres somos más de charlar, de darle vueltas a las cosas hasta ponernos de acuerdo, más vuelteras.
Lisa: Me aburre pensar en las diferencias entre una organización de varones y de mujeres. De eso ya sabemos un montón de cosas. Creo sí, que es más difícil ser lesbiana que puto. Y creo también que esta sociedad machista no se banca la sensación de que las tortas no necesitemos una pija. En el sentido estricto de la pija y todo lo que simbólicamente significa. También es notable la invisibilización a la que nos someten.

 ¿La casita funciona también como un refugio?

Lisa: No, refugio no. Hemos tenido amigas que estaban pasando por una situación complicada y arriba hay una piecita con un baño, y pusimos una cama para salir del paso. Pero no.
Violeta: Hay hogares para mujeres. Las Fulanas tenían un refugio para chicas golpeadas que se iban de la casa.
Lisa: Algo que me parece potente y novedoso en este medio es mezclar arte, entretenimiento y activismo, que son las tres patas de Brandon. Cuando recién empezábamos, en la comisión organizadora de la marcha del orgullo nos costaba entendernos con las organizaciones porque tenían un estilo muy viejo, ciertos modos que no, esa actitud de sufridos, de pasarla mal. La verdad es que nosotras la pasamos muy bien y queremos que todos la pasen bien. Creo que ese fue nuestro aporte. Fusionar las cosas con esa orientación.

Hablamos mucho de la cultura mezclada con el entretenimiento. Me gustaría que profundicen sobre este punto. Para muchos es la frivolización de la cultura. Y el procedimiento por el cual los bienes culturales se convierten en mercancía.

Jorgelina: Para mí la cultura es expresión, claramente estamos inmersos en el sistema capitalista, con lo cual el consumo cultural se parece bastante a cualquier otro consumo material, pero el arte es la posibilidad de ruptura, de diálogo y transformación. Para mí es el único camino hacia la libertad.
Lisa: Yo creo que, para poder acercarte con algunos temas a cierto grupo de gente, tenés que hablar en su idioma. Nosotras abordamos diferentes temas que tienen que ver con lo LGBTIQ de una manera mas lúdica, con una estética que creemos puede empatizar con el tipo de gente que se acerca a nuestras propuestas. Siempre nos han tildado de snobs, pero creo que tiene que ver con ese prejuicio del que hablábamos antes. Una idea común atraviesa el imaginario popular: bailar es frívolo, el arte es frívolo, la cultura es para los que tienen plata. Nosotras pensamos la pista de baile como espacio ritual, tribal, en el que la comunicación se da de otra manera. Si pensamos a la cultura alejada del entretenimiento, la estaríamos ubicando en un lugar de mucha solemnidad.  La cultura se convierte en espectáculo para poder ser vendida y manejada por grandes grupos económicos, es verdad, pero siempre vamos a existir los movimientos contraculturales, para volver a pensar todo una y otra vez.

¿Esa es la vanguardia de la que tanto hablan? Uno dice vanguardia y piensa en principios del siglo XX. Ya nadie usa ese término para referirse al presente.

Violeta: No sé, los lugares de cultura están bastante disciplinados. No hay muchos lugares para proponer otras cosas. El Malba no hace vanguardia. Está claro. Puede haber algo copado y vamos a ir a verlo, pero eso no es vanguardia.
Lisa: Para mi vanguardia es Susy Shock acá. Una mina que se la banca. Que tiene presencia, que maneja su entorno. Lo que pasa es que esas cosas no las ves en el momento. Las ves después, cuando ya pasaron. Cuando yo salía con una pija en Banco Patricios no pensaba que eso podía ser vanguardia. A veces te pasa, ahora, que estás hablando con chicos trans y te cuentan cosas que les pasan, que son cosas que vos también pasaste. Sin darte cuenta. Situaciones que transitaste que no tenían palabras. Después alguien les pone nombre y calza perfecto.

Vanguardia sería entonces ponerle el cuerpo a lo innombrable.

Violeta: Son experiencias que te hacen tomar consciencia de lo que sos, de dónde estás. Al principio no sabés bien cómo van a terminar, pero al final te quedás más tranquila.
Lisa: Para mí tiene que ver con la sinceridad.
 
Yo diría honestidad, porque muchas veces esas experiencias te permiten ser otro. Da lugar a las ficciones.

Lisa: Vos decís personajear. Sí, claro, no podría ser de otra manera, es la vida, lo hacemos todo el tiempo. Cada uno asume un rol según las circunstancias, el padre que hace de padre, la esposa que hace de esposa…  

En este momento en las artes visuales está -por decirlo de alguna manera- muy de moda la performance. Diría que es la disciplina que más desarrollo y proyección tuvo en los últimos años. ¿Qué valor tiene la performance para ustedes? ¿Cómo ven ustedes esta práctica en el mundo del arte y en la vida cotidianas?

Jorgelina: Para mi la performance se hace en relación a una escena, es decir con un público receptor, una escena montada con la intención de mostrar/decir algo, utilizando al cuerpo como soporte.
Lisa: Estoy de acuerdo en que la performance ha vuelto a estar de moda, pero no creo que sea la práctica con mayor proyección ni desarrollo. Creo que el momento de auge real fue en los 80s, no ahora. Creo que lo que se entiende hoy por performance, salvo casos excepcionales, está bastante degradado. La performance funcionaba como disciplina disruptiva y hoy eso no está pasando. Si pensamos la perfo a nivel de rol social, es otra cosa. Hoy el juego está abierto a las nuevas identidades. Correrse del sistema binario hombre-mujer, cuestionar los roles asignados, es un juego performático cuestionador, inquietante y necesario. Hay algo de fantasía en la construcción del yo, y eso se ve exacerbado hoy en las redes sociales. Todos armamos un perfil recortando, editando, escondiendo, exagerando. Creo que se puede pensar la vida como una performance permanente.

El año pasado la Legislatura declaró de interés cultural las actividades de Casa Brandon ¿Cómo vivieron ese reconocimiento?

Jorgelina: Lo vivimos como una demostración de visibilidad al trabajo que venimos haciendo hace ya 13 años, significó ser reconocidas en un ámbito en el cual no nos desenvolvemos comunmente.
Lisa: Para mí fue particularmente importante porque soy la que se ha ocupado de que Brandon participe de otros espacios de construcción colectiva, como MECA o la comisión organizadora de la Marcha, las Jornadas de Homenaje a Carlos Jáuregui, y otras actividades. Sin embargo siento un permanente ninguneo de parte de las organizaciones del colectivo LGBTIQ. Creo que pesa sobre nosotras el mismo prejuicio que insinuabas antes cuando hablábamos de la frivolización de ciertos temas cuando están abordados desde y con el placer. Por eso para nosotras fue muy importante que un espacio de tanta formalidad como la Legislatura, entienda que nuestro trabajo es un aporte al bien común. La verdad, fue un alivio, un regalo hermoso.




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  SUMARIO  
Año 3 - Numero 31
Tapa
Editorial + Staff
Las Brandon travestidas
Entrevista a Lisa Kerner, Jorgelina De Simone y Violeta Uman
por M.S.Dansey
     
Producción fotográfica
por Pato Rivero
     
La sin futuro
Fiestas en la casa destinada a morir
por Dany Barreto
     
Teatro como en el teatro
Sobre Desencanto de Rosa Chancho
por Guido Ignatti
     
Mr. Quaker y el domador taimado
Bill Viola en el Parque de la Memoria
por Juan Batalla
     
El progreso lineal era pura pintura
Sobre Pío Collivadino en el MNBA
por Mariano Soto
     
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Sobre James Turrell en el Guggenheim
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La sonrisa silenciosa
Mención en Segundo Concurso de Textos Sauna
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